Es un día especial porque sirve como otra razón más para seguir hablando de poesía. Este arte creador que permite construir mundos y llenarlos de esperanza con la palabra. Podemos llenarnos de cientos de citas de otros escritores sobre lo que consideran ellos que representa la poesía, pero quiero hacerlo desde mi humilde experiencia y criterio. Lo que ella ha representado en mi vida y cómo ha proporcionado palabras para construir mundos. Sin embargo, este documento, más para el gusto de los especialistas en ensayos sobre poesía, está en etapa de construcción.
Al comienzo cuando te encuentras con la poesía surgen un montón de prejuicios y estilos qué sin pensarlo nos condicionan a considerar la poesía como una pérdida de tiempo, muy aburrida o solo para románticos [en el caso de los hombres] que desean conquistar mujeres. Pero mientras avances en la lectura te vas dando cuenta que la poesía toca una infinidad de temas y que en cada situación siempre conseguirás un poema que hable de ti en medio de ese momento. Así como muchos encuentran la canción que le llegue al corazón porque les habla de algún amor imposible, algún corazón roto o la pérdida de algo y hasta el encuentro y logro de metas, de igual manera, la poesía desnuda el alma hasta cualquier tema. Lo sinceriza. Lo confronta. Describe lo que sucede en tu interior y te sensibiliza en eso.
Las experiencias en círculo de lectura con poemas han sido extraordinaria es el punto de qué algunos consideraron los encuentros profundamente terapéuticos. Puedo decirle con profunda sinceridad que devela y construyen sentido a nuestros mundos. El poder de la palabra expresado en ese relato adámico en el que el Eterno le dijo a Adán que nombrará, que le pusiera el nombre a todo lo creado, denotando con esto la asociación entre Dios y el hombre para crear no solo mundo físico sino mundos de sentidos.
Un poema es más peligrosa que cualquier otra cosa. Es una palabra lanzada como proyectil capaz de abrirle los ojos al ciego, darle palabras al mudo y liberar nuestras vidas.
