Pretendo contarles la misteriosa historia de un ovnibus
en la que muchos aseveran haber sido trasportado y de ser objeto de algún
experimento paranormal. Mi amigo Carlos Bienvenido me contó que una mañana
salió a su trabajo muy temprano, piensa que pudieron haber sido las seis
treinta de la mañana, llega a la parada de autobuses, observa que mucha gente
ya están allí esperando el transporte colectivo. Compró un café en algún kiosco
cercano a la parada, ya que Beatriz, su mujer, no le pudo hacer porque no
consiguió azúcar el día anterior.
Sostiene mi amigo Bienvenido que al pasar los diez
minutos se observa ir acercándose un autobús que llevaba la ruta La
Concepción-palito blanco-centro. Autobús que debe abordar ya que le sirve para
llegar a su trabajo. Sube al autobús y abriéndose paso entre los demás logra
conseguir un asiento al final. Toma asiento y procura terminar su café para ver
si logra por fin despertarse del terrible sueño que lo embarga. Pero nota de
inmediato que algo extraño está sucediendo en el interior del autobús.
Empieza a percatarse que la gente camina en medio del
pasillo tropezándose unos con otros. De pronto suena lo que podría ser una
música pero muy estridente. Esto hizo que los pasajeros actuaran como zombis.
Ninguno hacia ningún movimiento orgánico, natural, ni el menor gesto de
pestañar. Algunos tarareaban la canción y mientras lo hacían proferían toda
clase de insultos unos con otros. El ayudante del conductor complacido por toda
esa escena procuraba subir a eso que parecía, al inicio de la ruta, un autobús,
toda la cantidad de personas que pudiera. Deteniéndose en cada esquina y
seduciendo a otros a subir a lo que para él representaba el único autobús que
estaba trabajando. Mientras tanto el sonido seguía a todo volumen.
Imposibilitado de moverse ya que alguna fuerza magnética le mantenía pegado al
asiento.
Se podía observar al lado del conductor un cartel con el
precio del pasaje en sus diferentes paradas, sin embargo, el ayudante del
conductor cobraba, sin miramiento alguno, la cantidad que él quisiera.
Una de las cosas que más le impresionaron fue que el
autobús obtenía la energía que necesitaba para moverse del calor humano.
Fuertes descargas eléctricas generadas por la fricción entre los cuerpos mantenía
a esa cosa en movimiento. Olores nunca antes percibidos por el olfato humano.
Por fin vislumbra el final de su ruta. Sin conseguir la
manera de hacer que el conductor se detenga, logra saber que el timbre para
avisarle al conductor que se detenga, se encontraba incrustado a las paredes
del bus fabricado de latas, y que para encenderlo bahía que golpearlo
frenéticamente. Logra por fin bajarse, y se da cuenta, por el estado en el que
queda; gran cansancio corporal, sudoración y sordera, que fue víctima del
misterioso caso del ovnibus.